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Hortensia Moreno

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Estudió la licenciatura en Periodismo y Comunicación Colectiva y la maestría en Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Es doctora en Ciencias Sociales con especialidad en Mujer y Relaciones de Género.  Obtuvo el grado con la tesis “Orden discursivo y tecnologías de género en el boxeo”, la cual resultó ganadora en la Quinta Emisión (2010) del Concurso de Tesis de Género Sor Juana Inés de la Cruz, convocado por el Instituto Nacional de las Mujeres.

Para Hortensia Moreno, literatura y periodismo son dos campos que no se pueden separar. Esa convicción explica su involucramiento en ambos campos como escritora y periodista. Al mismo tiempo, Moreno tiene un serio compromiso con las preguntas sobre género, que se refleja en su actividad como editora en la revista mexicana debate feminista y en su docencia universitaria de más de 35 años ininterrumpidos.

A partir de su entrada a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en la carrera de periodismo a los 18 años, Moreno empieza a desarrollar la escritura de manera sistemática y formal. En 1976 fue becaria del Taller del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y el año siguiente del Fondo Nacional para Actividades Sociales (FONAPAS) entregado por el INBA. En 1979 Hortensia Moreno se gradúa de la UNAM al obtener el título de licenciada en Periodismo y Comunicación Colectiva.

Desde entonces, su amor por la escritura se refleja en numerosas publicaciones de relatos, ensayos, novelas, narrativa para niños, piezas teatrales y un reportaje, los cuales están influidos por su interés en el feminismo, rasgo que la caracteriza desde su infancia. Luego en sus estudios universitarios, y durante su participación en la revista debate feminista a partir de 1990, profundiza sus conocimientos. Como jefa de redacción de esa revista (de 1990 a 2000) cultivó el trabajo intelectual. Desde entonces hasta hoy es integrante de su comité editorial. Es durante ese periodo cuando Hortensia Moreno realizó sus estudios de maestría en Ciencias de la Comunicación, los cuales concluye con mención honorífica en 1993 para su tesis: „Los hábitos metafóricos: mitos en los medios de comunicación de masas“.

Estudió el doctorado en Ciencias Sociales con especialidad en Mujer y Relaciones de Género en la Universidad Autónoma Metropolitana plantel Xochimilco; obtuvo el grado con la tesis “Orden discursivo y tecnologías de género en el boxeo”, la cual resultó ganadora en la Quinta Emisión (2010) del Concurso de Tesis de Género Sor Juana Inés de la Cruz, convocado por el Instituto Nacional de las Mujeres. En 2018 recibió el Reconocimiento Sor Juana Inés de la Cruz de la UNAM.

Ha publicado cuatro novelas, un libro de relatos, libros para niños,  un reportaje, una compilación de ensayos sobre performance, además de ensayos y artículos en diversos medios de la prensa mexicana. En 2010 apareció su primer libro de terror para niños: El extraño caso del fantasma claustrofóbico, publicado por Castillo-McMillan. Sus líneas de investigación son: género, sexualidad, cuerpo, deporte y educación superior.

Hortensia Moreno fue coordinadora de Semiótica del Género en el PUEG (Programa Universitario de Estudios de Género) en la UNAM. En la actualidad forma parte del Padrón de tutores del posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y pertenece a numerosos comités tutores de ese posgrado. Sus relatos y ensayos han sido publicados en diferentes revistas, como por ejemplo: Revista de la Universidad Nacional, Gaceta del Fondo de Cultura Económica, en el diario unomásuno, en el suplemento cultural Sábado y en las revistas Siete,  Nexos, Territorios y debate feminista. Sus novelas publicadas son: Vida en Peligro (2008), En vez de maldecirte… (2002) Ideas fijas (1997) y Las líneas de la mano (1985).

Conceptos trabajados por Hortensia Moreno durante su carrera académica

Partiendo del debate sobre Guerra y Género, Moreno introduce en su entrevista el concepto de “ciudadanía”. Ella considera que el servicio militar juega un papel muy importante en el derecho a la ciudadanía ya que existe una hegemonía masculina que se relaciona con el mito de exclusividad varonil en el campo de guerra, conduciendo a la diferencia de género en el acceso a la ciudadanía.

Moreno visualiza la construcción de exclusividad de los hombres en el servicio militar y con ello en el campo de guerra, al señalar que la no-participación de las mujeres en la guerra y en los ejércitos es un mito con mucha tradición, que nutre y refuerza la idea de la masculinidad del servicio militar. La fuerza política que tiene ese argumento, en contra del cual se posiciona Moreno, se refleja en la argumentación en contra de la demanda de las mujeres por el voto y la participación política en el siglo XIX, XX, que deduce que las mujeres no pueden obtener los derechos de la ciudadanía, porque no hacen servicio militar. Participar o no en el servicio militar funge entonces como criterio de inclusión o de exclusión del ciudadano. Es por eso que el concepto de ciudadanía, como argumenta Moreno, excluye a las mujeres de la misma. Esa argumentación significa igualar en ese momento, la ciudadanía al servicio militar.

Para destruir ese mito Moreno revela la participación de las mujeres en los ejércitos desde una perspectiva histórica, dando los ejemplos de las llamadas Amazonas en el reino africano de Dahomey en el siglo XIX, de las guerrillas latinoamericanas, y de la participación masiva de mujeres en la Segunda Guerra Mundial en el ejercito ruso en Stalingrado. Al revelarlo, ella rompe con el mito de la exclusividad de los hombres en el campo de guerra y especialmente en el servicio militar.

Además, al dar los ejemplos de la participación de mujeres en los ejércitos en donde se manifiesta que las mujeres pueden ser muy violentas, Moreno rompe con el estigma de la diferencia entre los géneros, con la dicotomía de los hombres agresivos y violentos y de las mujeres amorosas y cuidadosas, y deconstruye los mitos acerca de la esencia de lo femenino - la no-violencia como parte del alma femenina - y de la división entre los géneros: las mujeres para dar la vida, los hombres para dar la muerte.

Referencias:

Moreno, Hortensia (2002): Guerra y Género. año 13, vol. 25, abril 2002. pp.73-114.

La crítica literaria feminista es un discurso que reflexiona sobre el poder, la jerarquía y el dominio masculino en el ámbito cultural. Desde luego, persigue una lucha política, una lucha que empieza con el reconocimiento de la legitimidad de las escrituras de las mujeres, de su tradición literaria y estrategias literarias que implican y demuestran la opresión masculina.

En la entrevista Hortensia Moreno subraya la dominación masculina en el ámbito de la literatura que se muestra claramente en el canon literario marcado por la dominación masculina, blanca, heterosexual y en muchos casos anglosajona, pero también en el mundo editorial donde se toman las decisiones sobre qué se publica y “lo que se debe leer y saber” y con ello aclara los objetivos de la crítica literaria feminista.

Al separarse de la critica literaria y de la academia convencional que determina el canon literario, que coloca y analiza los textos dentro de un “vacío social” con sus propias reglas estéticas, autónomas y que persigue la meta de explicar la intención del texto, la crítica literaria feminista se ubica al lado de los discursos marginales, alternativos y excluidos de la academia convencional. Esta reemplaza el “vacío social” por un “conjunto de cultura” al cual reinterpreta y se acerca desde “(…) las perspectivas de psicoanálisis, antropología, la semiótica, la filosofía política o la historia” (Moreno 1994: 109).

La referencia a las teorías del feminismo y sus estrategias de visibilizar el posicionamiento de las mujeres dentro del “conjunto de cultura” fundamenta la crítica literaria feminista en contraposición con un establishment masculino y expresa que el discurso corre de manera paralela con el movimiento feminista. Esa paralela se explica, como destaca Moreno en su ensayo, también a través del debate de las diferentes corrientes dentro de la crítica literaria feminista: el debate de la diferencia y el (acotamos aquí de nuevo) de la igualdad.

Por un lado está la “escritura femenina” que diferencia la literatura escrita por las mujeres, a través de sus características, orígenes y causas. Se tiene en cuenta la situación concreta de la mujer - bajo la circunstancia en que fue escrito el texto . Moreno describe esa posición como escencialista ya que por la posición de escribir se le determina una manera específica de producción literaria.

Por otro lado está la posición de entender el asunto de la diferencia sexual como un problema lingüístico, semiótico y discursivo :

“Esta perspectiva se pregunta por la transformación, en la escritura, del dato biológico de la diferencia sexual en el dato cultural que nos da, en la literatura, situaciones, juicios y personajes masculinos o femeninos; trata de hacer una definición sexual de un valor móvil, dentro de un horizonte de transformación y metamorfosis de los valores.” (Moreno 1994: 109)

Sin embargo, las dos posiciones tienen la misma actitud hacia la literatura en común que es la de atestarle un valor humano, un valor de enseñanza y de compartir las experiencias. Las dos toman la literatura como fuente para obtener conocimiento sobre las mujeres, para acceder a la intimidad, a lo que ocurre en casa de las mujeres. Para la critica literaria feminista no importa si se trata de una ficción. Desde esa perspectiva de análisis feminista la literatura es “ordenación, interpretación y articulación de la experiencia” (Moreno 1994:108). Ambas corrientes retoman el discurso feminista de la “crisis del sujeto” al interpretar los textos dentro de su proceso histórico y por ello analizarlos siempre como una perspectiva de cierto lugar, en cierto momento. En contraposición de la crítica literaria convencional revalora el papel del lector y con ello establece una relación fundamental de comunicación entre el escritor y el lector:

“El texto alcanza su existencia a través del trabajo de constitución de una conciencia que lo recibe: la obra es el texto constituido en la conciencia del lector. Por lo tanto, la obra es una construcción intertextual, es decir, la confluencia –constelación- de varios discursos culturales en los que la obra se difunde para hacerse inteligible.” (Moreno 1994: 110)

Referencias:

Moreno, Hortensia (1994): Crítica literaria feminista. En: debate feminista, año 5, vol.9, marzo 1994. p.107-112.

El concepto de cuerpo del cual habla Moreno en la entrevista esta relacionado al ámbito del deporte. Ahí Moreno visualiza, con el ejemplo de las boxeadoras femeninas, que a través del cuerpo se puede romper con la jerarquía social. Presentando la investigación sobre las mujeres en el boxeo, Moreno demuestra cómo sus cuerpos pueden desempeñar una función como estrategia de cuestionamiento de la superioridad masculina, al relacionar el orden de la interacción, con el orden social y el orden simbólico.

El boxeo es un campo que es dominado por hombres. Es un espacio que Moreno define como “el último coto de la masculinidad“, un coto en el cual las mujeres en México fueron excluidas del boxeo profesional hasta el año 1999 y donde la dominación por parte de los hombres se ve en todos los niveles: los deportistas, los entrenadores, los medios de comunicación etc. En este deporte, la disciplina juega un papel muy importante, y la cantidad de mujeres es muy reducida, por esta razón, su participación queda estigmatizada por la sociedad y a su vez, las boxeadoras tienen miedo de ser identificadas como “anormal“ o lesbianas. Es en este ámbito, donde ellas deciden entrenar sus cuerpos.

Dentro de ese “último coto de la masculinidad“ las boxeadoras entrenan sus cuerpos al limite y llegan a ser mucho más fuertes que algunos hombres. Este hecho es importante al considerarse que en el momento de la interacción, donde los cuerpos se posicionan uno frente al otro, se define un orden. Es aquí cuando el orden simbólico y social de la supremacía biológica de los hombres se enfrenta a una situación concreta, y prevalece la posibilidad de que una mujer sea más fuerte que el hombre. Son esos momentos en los que las boxeadoras se sitúan muchas veces desde la fortaleza de sus cuerpos en una posición superior a la de los hombres. Aquí tenemos un ejemplo de una situación concreta en donde se rompe con el orden social y simbólico, y donde se cuestiona la superioridad biológica masculina.

La investigación de Moreno demuestra que el orden de la interacción es de alta importancia, porque posiciona los cuerpos dentro de una situación concreta y así rompe con las generalizaciones evidentes en la jerarquía social y en el orden simbólico. La diversidad que entonces se expresa aquí, cuestiona la jerarquía social y su orden simbólico desde el cuerpo.

Los estigmas sobre las mujeres boxeadoras, se explican como reacción a la amenaza femenina al “ultimo coto de la masculinidad”: “Estamos cuestionando el tema de la supremacía masculina, les estamos cuestionando, además, con las mismas reglas de la masculinidad, es decir, desde el cuerpo, desde la biología, desde la potencialidad muscular. Eso es sumamente perturbador para el orden social, por eso sigue una enorme crítica contra las deportistas y por eso se  las continúa viendo como los seres más raros del mundo.” (Moreno, entrevista)

El concepto del debate feminista de este artículo hace referencia a la revista mexicana debate feminista y su papel dentro del movimiento feminista, del movimiento democrático y en el campo de la sociedad mexicana.

El debate feminista es una revista mexicana dedicada al pensamiento feminista, que abre un espacio de discusión para analizar asuntos actuales y que tiene la intención de dialogar con el movimiento feminista y con el movimiento democrático para luego tomarlo como fundamento para realizar los cambios políticos necesarios con el fin de transformar las condiciones de vida y democratizar México:

 „(...)los feminismos son pensamientos revolucionarios; no se conforman con demostrar o convencer: tratan de cambiar la vida. Tratan de incidir en las formas en que actuamos, pensamos, imaginamos y vivimos.“ (Moreno 1995: 17)

 La revista nace dentro del movimiento feminista mexicano en 1990, es resultado de ello y hasta cierto punto lo unifica al implicar las investigaciones de las diferentes posiciones dentro del movimiento feminista. La fundadora, coordinadora, intelectual y activista feminista Martha Lamas manifiesta en la primera nota editorial del debate feminista que la revista nace:

 „(...) de la necesidad compartida entre varias feministas de disponer de un medio de reflexión y debate, un puente entre el trabajo académico y el político, que contribuya a movilizar a la investigación y la teoría feministas, dentro y fuera de las instituciones académicas, y ayude a superar la esterilidad de los estudios aislados del debate político.“ (Martha Lamas 1990: 1)

Hortensia Moreno, que por muchos años era jefa de redacción y hasta hoy es integrante del comité editorial, compara la necesidad de la fundación de debate feminista con el pensamiento de la libertad que propaga la modernidad. Es ese pensamiento que llevó a la transformación de la sociedad y la política al prevalecer la liberación y abolición de la esclavitud. Publicando así las investigaciones feministas, debate feminista utiliza entonces estrategias parecidas para propagar una libertad que incluye cambios culturales y „(...) mientras esos cambios culturales no se hayan dado, la mitad de la humanidad seguirá siendo pensada y tratada y maltratada desde el criterio de la minoridad -es decir, como una minoría social, como un grupo de menores de edad- , idea que por lo pronto forma parte del sentido común inclusive de muchas mujeres, pero que terminará por ser tan insensata como tantas de las ideas que hemos descartado a partir de los debates.“ (Moreno 1995: 17)

Después de casi veinte años de historia de redacción, el debate feminista es una revista marginal y según Moreno nunca tuvo la meta de ser una revista de masas. Sin embargo, su amplia recepción en América Latina y también en Europa refleja la importancia que tiene la revista para el feminismo. Conceptualizando, uniendo, traduciendo y publicando los textos fundamentales del feminismo, debate feminista demuestra cómo hacer de una revista, un concepto del feminismo. De allí se puede deducir que la principal razón para seguir marginada, radica en el asunto principal que la revista trata: el feminismo.

Referencia:

Lamas, Martha (1990): Editorial. En: debate feminista, año 1, Vol.1, marzo 1990. pp.1-7.

Moreno, Hortensia (1995): ¿Qué quiere decir debate feminista? En: fem, año 19, No.148, Julio 1995, p.16-17.

„Un pensar democrático, entonces, no sería solamente aquel que se preocupa por plantear las condiciones en que es posible la igualdad de derechos políticos y civiles del conjunto de todos los ciudadanos, sino también aquel que tiene clara conciencia de que existen desigualdades.“ (Moreno 1991: 150)

El pensamiento democrático al que se refiere Moreno se expresa en la literatura que ella define como “un espacio de democracia por excelencia“, como “un espacio de la libertad”. El espacio de la literatura es democrático, porque refleja las desigualdades en una sociedad. También es un espacio de libertad, ya que en la escritura no hay que someterse a las leyes de la realidad: las leyes físicas, el tiempo, el espacio, sino a la imaginación. Al expresar la diversidad, las particularidades humanas y las experiencias diferentes la escritura se convierte en una experiencia inconmensurable, ya que manifestar esa experiencia y dejar participar a otros en ella es una forma de comunicación humana. Es una forma de comunicación que tiene el papel de enseñar y de poner en duda que nada más existen formas regulares e iguales que explica la importancia de la literatura en el sentido social, político y cultural. Desde luego son las prácticas de leer y escribir que democratizan una sociedad y que, como explica Moreno en la entrevista, abren la posibilidad “de comprensión de los demás mucho más intensas y mucho más fuertes”.

La relación entre mujeres y la literatura demuestra como la literatura abre espacios para declarar derechos y para democratizar la sociedad como se ve en las obras de Simone de Beauvoir, Virginia Woolf y Kate Millet, entre otros. Además son esas autoras que plantearon con sus obras un fundamento para un pensamiento feminista que es una de las expresiones de la democratización.

Referencia:

Moreno, Hortensia (1991): El amor como género literario. En: debate feminista, año 1, vol.1, marzo 1991. p.

La equidad de género es uno de los objetivos centrales del movimiento feminista que la promueve en todos los campos sociales, culturales, políticos y económicos. Moreno se refiere a la equidad de género reflexionando sobre las instituciones educativas, dando el ejemplo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): las formas de promoción de la equidad de género en la universidad y el acceso a esta.

Las instituciones de la educación tienen una larga historia de elitismo y de la exclusión de mujeres y hasta hoy existen límites que se reflejan en diferentes dimensiones en las universidades, por ejemplo en los números de la contratación de profesores e investigadores. De todas formas se han dado cambios importantes en el siglo XX que son palpables, por ejemplo en la UNAM, en el crecimiento de la población femenina en el campus y en la institucionalización del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG).

La institucionalización de los estudios de género en las universidades, tal como se ha realizado en el PUEG, se puede entender como una estrategia para promover los estudios sobre la equidad de género. Es de esa manera que se abre una oportunidad para la investigación y la enseñanza de los estudios de género, que se dedica a establecer estudios profesionales sobre las relaciones de género y que analiza y promueve estrategias de reflexión sobre las diferentes condiciones de los seres humanos desde una perspectiva de género. Al romper con una cultura de saber patriarcal, se puede deducir que se establecen espacios institucionales de equidad de género.

Es por eso que Moreno, quien también forma parte del PUEG de la UNAM, lo presenta en la entrevista como uno de los espacios “privilegiados para la investigación de género en México“. Es un espacio donde se promueve y une la investigación y formación académica desde la perspectiva de género y se plantea la reflexión sobre la realidad social en todos los campos de la investigación. Desde el punto de vista de la autora, la profesionalización de los estudios de género es muy importante para institucionalizar ciertos temas y metodologías que generan una investigación desde esta perspectiva.

Con respecto a la equidad de género en el momento de ingreso a las universidades se ha dado un cambio enorme a lo largo del siglo XX, con el aumento proporcional de las estudiantes en la UNAM. Aunque siguen existiendo “carreras masculinas“ y “carreras femeninas“, ese giro que se refleja en los números también significa que las estrategias para promover el ingreso de las mujeres a las universidades han funcionado, o que los cambios en las condiciones reales de la vida de las mujeres lo han permitido.. Sin embargo, subraya la autora, existen desigualdades en el ingreso a las universidades que se expresan en la clase social y la etnia, asi como en la falta de la representación de todos los sectores de la sociedad en el mundo académico, reflejado en la cultura académica de la investigación y enseñanza.

Con el concepto de jerarquía social, Moreno se refiere a la estructura social de desigualdad entre los géneros en todos los niveles de la sociedad, que establece un orden simbólico y social dentro del cual el hombre ocupa una posición superior a la mujer. Mientras esta larga tradición de la organización social se refleja y establece entre otros, en el nivel de la interacción, es también en ese nivel donde es posible romper con la jerarquía social, como señala Moreno en su investigación sobre el boxeo.

La jerarquía social es un orden que determina las relaciones entre los géneros en los diferentes niveles: en el nivel del orden social, del orden simbólico y del orden de la interacción. En el nivel simbólico se le atribuye al hombre ser siempre más fuerte que todas las mujeres. Ya que el hombre se socializa con ese orden simbólico, en el nivel social se posiciona en las relaciones superior a la mujer y se establece un orden social, en el cual el hombre está en la posición de poder. En el nivel de la interacción, donde dos cuerpos están uno frente al otro, existe una posibilidad de romper esa jerarquía social, ya que existen mujeres más fuertes que los hombres. Es entonces en el nivel de la interacción donde es posible desgajar el mito de la supremacía masculina a través del cuerpo, como señala Moreno: En el momento en que la mujer llega a ser más fuerte que el hombre, conlleva que el hombre en la interacción frente a la mujer quede reducido. Es en ese momento que “se rompe completamente la jerarquía“, como lo describe Moreno en la entrevista. Es decir, que se rompe desde la misma biología - desde el cuerpo - con la asumida supremacía masculina, en la que cada hombre se siente superior a las mujeres. Este orden simbólico con el que se rompe en el momento de la interacción cara a cara, disminuye entonces la supremacía masculina y pone en duda una jerarquía social de la desigualdad entre los géneros, basada en un mito que el hombre siempre es más fuerte que la mujer.

¿Es posible hablar de una “literatura femenina”? Esa pregunta aspira al debate y a la polémica de la crítica literaria feminista sobre la igualdad y la diferencia. Afirmar la existencia de una forma de literatura femenina implica que existe alguna clase de esencia de la feminidad, que se expresa inevitablemente en la escritura de las mujeres. La afirmación de una literatura femenina significa entonces tomar posición a favor del pensamiento de la diferencia.

En la entrevista, Hortensia Moreno aclara su posición dentro del feminismo de la igualdad, al responder que para ella no existe una literatura femenina ya que los géneros comparten la lengua.

Al poner la lengua en el centro de la discusión, Moreno explica que ella no ve una diferencia "tajante entre hombres y mujeres“: en la práctica de escribir, las mujeres pueden escribir como hombres y los hombres pueden escribir como mujeres. Moreno argumenta que por lo tanto es posible un travestismo dentro de la escritura, el cual se muestra al cambiar de identidad dentro del texto, es decir, fingir tener otro género, etnia, edad o clase social y mostrarlo a través del texto.

La autora concluye que sí existe la posibilidad de manipulación o travestismo, y con ello, la posibilidad de expresarse "de manera autoconciente a través de la lengua“.  Como consecuencia, es imposible declarar que exista alguna „especie de alma lingüística“ en la que se manifiesta el género. Por lo tanto, para Moreno no hay una literatura femenina.

En la entrevista Moreno hace referencia al movimiento feminista y a los cambios legales que ha logrado en México durante los últimos años. Moreno plantea la idea de que el movimiento feminista maduró y se reconfiguró al reconocer la importancia de su lucha a nivel legislativo, y al empezar a negociar con la sociedad civil y con el establishment político para poder realizar importantes cambios legales. Además establece que el derecho en la legislación es un principio clave para facilitar cambios en todos los niveles: social, político y cultural.

Con esa apertura en la legislación, el movimiento feminista demuestra su influencia evidente sobre los órganos legislativos, siendo dichos cambios de leyes los que dirigen las decisiones políticas, sociales y culturales, y que guíen también dirigen las estrategias dentro de los distintos tipos de movimientos feministas al reconocer que la legislación es un recurso donde se dan cambios importantes.

Dos de los cambios importantes que reflejan la gran influencia del movimiento feminista sobre los órganos en la legislación mexicana, se dieron en el momento de la aprobación de la ley de aborto del 2007 y de la Ley de Sociedad y Convivencia del mismo año. De la misma manera Moreno subraya en su entrevista que el movimiento no ha ganado la lucha y que las leyes son todavía frágiles, ya que el pensamiento machista y conservador podría echar para atrás esas leyes. De todas maneras cabe recalcar, que con los cambios al nivel legal, el movimiento feminista mexicano ha podido establecer su influencia en los procesos de poder de la legislación mexicana.

El cambio de la ley de aborto significa, para Moreno, una posibilidad de un cambio de conciencia de las generaciones, ya que van creciendo con un nuevo pensamiento y con las facultades legales que les ofrece la constitución la que establece una libre decisión sobre el cuerpo y la maternidad. Ese cambio en la conciencia visualiza las vinculaciones entre el nivel de la legislación y los niveles sociales y culturales, que Moreno señala también en la Ley de Sociedad y Convivencia.

La Ley de Sociedad y Convivencia es una ley que rompe con un tabú social, cultural y político de la sociedad al reconocer y legalmente permitir diferentes formas de relación entre las personas, respaldando entonces las relaciones homosexuales y permitiendo una diversidad de prácticas sexuales. El cambio social y cultural que significa esa ley está en reconocer que la diferencia  es importante y que forma parte de la sociedad; es a través de ello que se pueda cambiar la conciencia de la sociedad civil y con ella la política.

En la entrevista Moreno subraya el valor de reconocer la importancia de la legislación, aparte del movimiento político y el “plano de la agitación”, como otro nivel importante del movimiento feminista. El concepto movimiento feminista se refiere entonces a los diferentes tipos de movimientos feministas que trabajan en diferentes niveles, pero que persiguen los mismos objetivos como la equidad de género y el acceso de la mujer a la salud, la educación, la participación política, y económica.

Con el concepto “posicionamiento de la masculinidad”, la autora cuestiona la supremacía biológica de lo masculino, el orden social y su generalización.

El término “posicionamiento”, para Moreno, subraya la importancia de fijarse en cada situación de la interacción, ya que al suponer que cada situación es diferente, es posible poner en duda la generalización del orden social y del orden simbólico. En cada situación de la interacción cara a cara se expresa entonces una variedad de constituciones de cuerpos, de capital cultural y de capital social, que hace posible cuestionar la supremacía masculina, ya que desde luego, existen mujeres con una constitución de cuerpo más fuerte, con más capital social o cultural que algunos hombres. Con ello se adquiere un nuevo posicionamiento de la masculinidad, que al mismo tiempo es una estrategia de cuestionar la supremacía biológica de lo masculino.

Moreno explica en la entrevista, que el orden social queda marcado por diferentes formas de la interacción, en la cual muchas mujeres se ponen en una posición de inferioridad con los hombres. Un ejemplo que ella señala es el emparejamiento. El hecho de que la mayoría de las mujeres escoge su pareja más alta, muchas veces con más capital cultural y más capital económico, pone desde un principio a las mujeres en una posición inferior de los hombres. Entonces, argumenta Moreno, si uno no pusiera como condición para enamorarse que el hombre tuviera una estatura más alta o más pequeño: “(…)empezaríamos a ver eso: que hay mujeres más rápidas que algunos hombres, hay mujeres más fuertes que algunos hombres y ciertamente mis boxeadoras son más fuertes que muchos de los hombres que yo conozco.”(Hortensia Moreno, entrevista)

Es esa experiencia de la variedad en la interacción cara a cara, en que los cuerpos están uno al frente del otro, la que lo convierte en un momento fundamental para el posicionamiento de los géneros. Es en ese momento de situar y posicionarse cuando se establece, a través de los cuerpos y palabras, un orden de interacción, y con ello, un orden social.

Otro ejemplo de una situación que demuestra la importancia de fijarse en la situación individual y en el posicionamiento, es el de las boxeadoras. En su investigación sobre las mujeres y el boxeo, Moreno demuestra que las boxeadoras ponen a través de sus cuerpos fuertes y entrenados, la superioridad biológica masculina en duda.

El concepto “posicionamiento de la masculinidad”, como lo define Hortensia Moreno en la entrevista, significa entonces salir de la terminología rompiendo con la asumida generalización de la superioridad masculina,  teniendo en cuenta las variedades de las constituciones de los cuerpos, del capital cultural y del capital social, para cuestionar la jerarquía social en el momento de considerar la dimensión de la interacción. Dependiendo del posicionamiento entre los seres humanos, su capital cultural, social y sus cuerpos, se manifiesta la diversidad de expresiones de las masculinidades en las relaciones de género.

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