En México, parecido a otros países de América Latina, la población rural ha estado pasando por una transformación sin precedentes en sus formas de vivir, producir y alimentarse. Desde los años de 1990 se observan crecientes niveles de obesidad y malnutrición y un aumento en el consumo de comida industrializada o “chatarra”. Eso va de la mano con políticas agroalimentarias orientadas al libre mercado, mas no a la autosuficiencia o soberanía alimentaria. En una desatención sistemática a la agricultura campesina, ésta se enfrenta con muchos retos, pero, a pesar de las adversidades, en muchos casos sigue cumpliendo un rol importantísimo en la provisión de buena comida, preservación de la cultura alimenticia y en el cuidado de los recursos naturales. Las transformaciones voraces de la dinámica capitalista neoliberal y de las políticas públicas que las acompañan llegan hasta los últimos rincones, pero se encuentran allí con resistencias y estrategias de supervivencia, con tradiciones e innovaciones, con sueños y logros.

En el coloquio se expone la política agroalimentaria mexicana con el ejemplo de una pequeña comunidad indígena campesina en Chiapas, donde se conjugan diferentes problemáticas y situaciones favorables como conservación y biodiversidad, tradición y conocimiento campesino, así como desigualdades entre las generaciones y los géneros.