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Feminismo

Belausteguigoitia no establece diferencias radicales entre género, estudios de género o feminismo. Los estudios de género son para ella una forma de feminismo. Dentro la Academia, esta autora emprende una lucha feminista al introducir la perspectiva de género, junto con la perspectiva del margen y del cruce, a la par de los otros estudios. El género, según la autora, es un dispositivo que ayuda a comprender, por un lado, que la identidad es una construcción, por el otro, ayuda a entender cómo fueron construidas las diferencias. El saber de género obliga a renegociar los cánones, los límites de las disciplinas, las temáticas y la clase dentro del espacio académico.

Con respecto al feminismo en México, la autora menciona principalmente cinco sectores feministas: El del feminismo activista, que puede impactar la política. El del feminismo de la calle, que participa en las luchas cotidianas de las mujeres en el mercado, en las casas, en las escuelas. El del feminismo académico que es un feminismo un poco burgués, que está bastante separado de las luchas. En México, este feminismo académico muestra una división muy grande entre güeras y prietas. Aunque desde luego existen intersticios, las güeras, por lo general, pertenecen a la clase social alta y estudian a Virginia Woolf, Medea o Rosario Castellanos, las prietas, son las “mujeres de color” que se interesan por estudiar temas como la prostitución o la violencia doméstica. Otro sector lo constituye el feminismo que lucha por los derechos de las minorías sexuales, por las mujeres lesbianas y por los gays.

Un último sector está conformado por el feminismo teórico que la autora llama feminismo transnacional, que tiene que ver, por un lado, con la producción de saber académico, pero por el otro, con la adquisición de un compromiso político. El feminismo transnacional se propone localizar las luchas comunes de las mujeres a nivel mundial, estableciendo redes y creando ecos, para que las luchas locales tengan mayor acogida y puedan ser consideradas en diversas escalas. Este feminismo que practican teóricas como Judith Butler, Martha Lamas o Jean Franco, hace eco con el feminismo de las mujeres chicanas, o con el feminismo del grupo de los estudios subalternos en Estados Unidos.

Las mujeres chicanas son un tipo de agentes múltiples del feminismo trasnacional "deconstructivista" o "de la diferencia", pues las mujeres chicanas, menciona Belausteguigoitia, han logrado establecer alianzas con otros sujetos femeninos: las chicanas se solidarizaron con las mujeres indígenas del movimiento zapatista. El feminismo transnacional crea entonces un espacio híbrido conformado sobre todo por lo académico y político. En este espacio tiene cabida tanto el saber académico, como la participación de las mujeres en congresos o en asuntos políticos del estado, la defensa o el compromiso con la denuncia social en favor de la causa de las mujeres, en su lucha contra la discriminación.