Movimientos Sociales
Belausteguigoitia le añade un punto al debate de los movimientos sociales latinoamericanos: En Latinoamérica existe una tradición de cooperativas, es decir, existe una base ya establecida de movimientos sociales, que le sirve de canal a nuevos movimientos. La autora sitúa esta tradición en el trabajo de base que hace la iglesia católica, el movimiento feminista o ciertas ONG’s con las distintas comunidades. La teología de la liberación, por ejemplo, había logrado establecer un canal de cooperación con las mujeres.
El zapatismo como movimiento social de la causa indígena pudo establecer alianzas con los movimientos de los estudiantes, con los movimientos de los intelectuales, con múltiples movimientos sociales de la sociedad mexicana o con algunos de los movimientos de los sectores internacionales. Para Belausteguigoitia el éxito de los movimientos sociales en general o de los movimientos de las mujeres radica en la colaboración que puede lograrse entre los distintos tipos de sujetos y otros movimientos u organismos.
Tanto las luchas de género como otras que denuncian la opresión social pueden constituir luchas colectivas. Estas luchas generan un tejido compuesto por toda clase de movimientos sociales, ONG’s, traductores, intermediarios, gente en las universidades, organismos internacionales. Este tejido es, dice la autora, por un lado, muy denso, por otro lado, muy flexible. Pero funciona en los momentos que hay que traducir, negociar, empoderar y circular las demandas que hay que hacer. El zapatismo contó con una gran red de intermediarios, con muchos organismos y sujetos de la traducción.
Para Belausteguigoitia, una acción política intentaría establecer acciones colectivas que sean transnacionales. Por ejemplo, el hecho de asistir a congresos se constituye para ella en una acción comprometida que debe contribuir a la denuncia de ciertos hechos sociales. En este punto, la autora menciona que fue clave el que el caso de Ciudad Juárez entrara en la esfera supranacional, porque gracias a eso se pudo concientizar y hacer eco de la existencia de este feminicidio. Para negociar la voz y la demanda del otro en la actualidad, hace falta reconocer el carácter de las luchas colectivas, hacer uso de estrategias, crear tejidos sociales con todo tipo de organismos e instituciones y producir más agentes múltiples.