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Violencia contra las mujeres

El término violencia contra la mujer se usa para referirse a los actos violentos que son cometidos y a la violencia que se ejerce por su condición de mujer, siendo su genero el móvil principal. Este tipo de violencia se presenta de variadas maneras como lo son la discriminación, la agresión física, sexual, verbal o psicológica y el asesinato, y se manifiesta en diversos ámbitos de la vida social, laboral y política.

Para Eva Alterman Blay, la violencia contra las mujeres y los asesinatos de mujeres en Brasil son parte de la realidad y del imaginario colectivo que persiste desde hace siglos. A pesar de cambios en la ley que antes permitía el asesinato de mujeres bajo el pretexto del adulterio, y aunque ahora existe la ley 11.340 que prohíbe la violencia domestica e intrafamiliar contra las mujeres, los asesinatos de mujeres a manos de sus o compañeros o ex-compañeros sentimentales persiste. 

Un estudio de los asesinatos revela el cambio de la narrativa periodística de “crímenes pasionales” y por amor, que revictimizan a la víctima, a una cobertura más investigativa, neutral en la que se exponen los hechos y deja de revictimizar a las mujeres; cuestionando las justificaciones de los asesinatos de mujeres. Y aunque la visibilización de estos crímenes ha aumentado, la óptica machista y conservadora de cómo se informa sobre ellos no ha desparecido. 

A pesar de los cambios económicos y culturales que ha vivido Brasil, del cambio en la narrativa mediática de dichos crímenes, de su mayor visibilidad y de las demandas del movimiento feminista desde finales del siglo XIX hasta ahora, la subordinación de la mujer al hombre, su cosificación y reducción a propiedad siguen vigentes. Estas relaciones asimétricas de género que hay en los motivos de los asesinatos de mujeres deben ser combatidas desde todos los frentes con políticas públicas transversales que tengan como objetivo la equidad entre hombres y mujeres. Desde el Estado, mediante políticas de educación y con la participación de toda la sociedad civil. 

El movimiento feminista, tanto desde el Estado y de los movimientos sociales, es primordial para generar cambios en la disminución de la violencia contra las mujeres. Para enfrentar la cultura machista y patriarcal son necesarias políticas públicas transversales que actúen modificando la discriminación y la cultura de subordinación de género. Hacer de los derechos de las mujeres derechos humanos requiere la articulación entre los programas de los ministerios de justicia, educación, salud, de planeación y otros ministerios.