Shoah
En el ámbito cultural e intelectual de México, el interés por las reflexiones sobre la Shoah y el antisemitismo es expresado por algunos artistas y escritores, como sucede en el caso de la autora Margo Glantz. Ella presenta en sus textos un punto de vista particularmente relevante sobre los discursos de memoria, la Shoah, el judaísmo y el antisemitismo, debido a que habla desde la perspectiva de la diáspora judía (y, al mismo tiempo, al margen de la sociedad mexicana) y de la mujer. Con sus reflexiones en obras como Saña o Las Genealogías, Glantz inscribe a la Shoah y al antisemitismo también en el contexto de México.
En la entrevista, la autora critica a los periódicos mexicanos, como La Jornada, por expresar “una tendencia a aniquilar la experiencia del campo de concentración por la actuación de Sharon, por ejemplo. Es decir, pretender que porque existen los problemas actuales en Israel y porque existe gente como Sharon y toda esa relación entre palestinos e israelíes, ya con eso se puede justificar que hubo una Shoah.” (Glantz: entrevista) Ahí se refleja la tendencia a atribuir el holocausto también a otros fenómenos, lo cual le quita importancia a la Shoah. Por lo tanto Glantz señala en la entrevista que ella estaría de acuerdo con Agamben, en que no se debería utilizar la palabra Shoah por su relación con el sacrificio sagrado: “y como en Homo Sacer en realidad se pierde lo sagrado porque el hombre puede ser asesinado impunemente, entonces la Shoah manejaría esa paradoja de lo sagrado cuando se le ha eliminado al hombre su condición sagrada.“
Margo Glantz percibe una semilla de antisemitismo muy peligrosa que se expresa en las generalizaciones en que cae la gente en relación a las ocupaciones y que también se expone en trabajos como el de René Girard, donde se reflexiona sobre el antisemitismo como chivo expiatorio: “a mí me parece que algunas de las tesis que Girard plantea (…) tienen que ver con la idea del antisemitismo como chivo expiatorio universal. Es decir, que se vuelve una y otra vez, él dice que se necesita un chivo expiatorio para difuminar la violencia, que una sociedad se destruye a sí misma por el resentimiento y por la envidia si no encuentra una canalización en el chivo expiatorio.”
Glantz señala que la diseminación de prejuicios y generalizaciones antisemitas en la sociedad mexicana, pero también en el mundo, es más amplia de lo que se admite y, escribiendo en contra de las generalizaciones y de la idea del Holocausto, la escritora mexicana-judía no se cansa de implicar el tema de la Shoah en sus obras, como se refleja claramente en su libro Saña (2008):
„ Shoah
Cuando abrimos las fosas, no pudimos contenernos, todos estallamos en llanto. Los soldados nazis se acercaron a nosotros, nos golpearon con gran brutalidad y nos forzaron a trabajar a un ritmo demente durante días sin dejar de maltratarnos y sin proporcionarnos instrumentos para efectuar nuestra tarea. Y no sólo eso, los alemanes agregaron que estaba estrictamente prohibido emplear las palabras ‘muerto’ o ‘víctima’ porque los que estaban allí eran simplemente un montón de madera o , más bien, un montón de mierda, que esos cadáveres no tenían la menor importancia…Es más, los alemanes nos obligaban a decir al referirnos a ellos que se trataba apenas de Figuren, marionetas, muñecas o, para decirlo con mayor precisión, shmates (porquerías).” (Glantz 2006: 25)
Referencias:
Glantz, Margo (2006): Saña. Lima, Sarita Cartonera.