Transculturación y transculturalidad
El término de transculturación fue creado por el antropólogo cubano Fernando Ortiz en los años 1940 y se enmarca en la escuela funcionalista de antropología, fundada por Bronislaw Malinowski. La transculturación procura encontrar una explicación para la dimensión cultural de procesos migratorios en la sociedad cubana, enfatizando la reciprocidad de encuentros culturales que a la vez son conflictivos y asimétricos, sobre todo para la cultura “receptora“ (1983:98,102). Según Ortiz, la transculturación suele ocurrir a través de procesos migratorios, políticas de poder oficial o por la influencia de los medios de comunicación (1983:101). Se diferencia del concepto aculturación, ampliamente usado en la antropología cultural estadounidense de aquel entonces.
“Entendemos que el vocablo transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque éste no consiste solamente en adquirir una distinta cultura, que es lo que en rigor indica la voz angloamericana acculturation, sino que el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial desculturación, y, además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse de neoculturación.” (1983: 90)
El concepto de la transculturalidad resurge a partir de la crítica de conceptos clásicos de cultura, en referencia a Johann Gottfried Herder (siglo XVIII). Formulada por Wolfgang Welsch por primera vez en 1991 (2009:2), este sociólogo alemán parte de la idea de que las culturas contemporáneas son marcadas por una diversidad de posibles identidades y entiende por transculturalidad un modelo de cultura permeable construido por múltiples entrelazamientos y penetraciones (2009:5). La transculturalidad actúa tanto a nivel macro (en las culturas siendo híbridas en si mismas) como micro (en los individuos) (2009:3, 5).