Marianismo y machismo
Estos dos conceptos se basan en los estereotipos de las “virtudes” de hombre y mujer, y que acaban por crear determinados roles de género en una sociedad.
El macho se caracteriza por su dominancia, agresividad (sexual), arrogancia y terquedad respecto al sexo femenino y también el masculino, destacando también un sentimiento pronunciado de honra masculina. Estos atributos personifican acusadamente la relación entre poder y sexualidad, y una relación de género y jerarquía social caracterizadas por la dominación masculina desde antes de la conquista de las Américas.
Para que el macho pueda legitimar su condición necesita un perfil específico de mujer que lo complemente, una mujer sumisa pero que también posea las cualidades de las que carece el macho: atención y compasión por los demás, y una postura estricta respecto a conductas sexuales. Un perfil de mujer se glorifica en el personaje de la Virgen María, el rol de la mujer es ser una buena madre y una esposa fiel, y al mismo tiempo funcionando como el equivalente del macho, cualidades que serían consideradas debilidades en hombres dominan la fuerza y superioridad moral de las mujeres.