Género
Existen múltiples direcciones por las cuales poder abordar el género. En la academia pueden estudiarse las teorías o los discursos de género que ven el género como "construcción cultural de la diferencia sexual" (V. Martha Lamas (comp.), El género: La construcción cultural de la diferencia sexual. México/UNAM, 1996.), basada en la naturalización de la división y función biológicas de los sexos (masculino/femenino). En la esfera pública pueden abordarse a través del género, aspectos de la ciudadanía, luchas sociales en general y luchas de mujeres, casos de exclusión y discriminación, contribución de denuncia de las mujeres, logros de las mujeres. El género revela sobre todo las dinámicas hegemónicas y de control social de sometimiento de la mujer que se han dado en las sociedades patriarcales, a través de múltiples conceptualizaciones de "la mujer" o el "género femenino" que justifican tal dominación.
Para Barrancos existen múltiples categorías de mujeres: las mujeres socialistas, anarquistas, las feministas, las madres. Así como existen géneros en plural, diversos. Esto quiere decir que Barrancos hace uso en la entrevista del concepto de género, no para apuntar a la crítica fundamental que produce en un primer momento la perspectiva de género, es decir, la división del hombre y a la mujer en la sociedad según el sistema sexo-género, sino para indicar, ya en una perspectiva muy actual, que debe existir un dinamismo y negociación en las identidades, que las identidades no son esencialistas, sino múltiples, y que éstas se encuentran en un tránsito permanente. Cuando Barrancos dice que hay géneros múltiples deja atrás la construcción binaria “hombre y mujer”.
Un primer aspecto de la perspectiva de género, en una perspectiva menos teórica, se da en la esfera pública como la visualización de todas aquellas problemáticas en torno a la mujer y lo femenino, así como las luchas de las mujeres en contra de la discriminación y la exclusión social que la conducen a un plano subordinado. Para Barrancos, los movimientos que tienen en la actualidad una agenda de género de manera sustantiva son los movimientos feministas y de minorías sexuales. Han existido movimientos ligados a las luchas por los derechos de las mujeres, como las luchas en contra de la impunidad y de derechos humanos que denuncian casos de abuso de la mujer y de violencia doméstica, así como feminicidios. Por ejemplo, los casos de María Soledad en Catamarca o de los asesinatos en Ciudad Juárez, las denuncias de discriminación que sufren las mujeres indígenas, o las denuncias por el padecimiento de la violencia doméstica cotidiana reúnen una multiplicidad de actores sociales, así como enlazan la cuestión de género con la petición de derechos de la sociedad, en general, transformando la noción de ciudadanía.
Un segundo aspecto del género es el tema de la participación femenina que se diferencia de la agencia feminista. Barrancos habla de la relevancia de las representaciones políticas de mujeres hoy en la Argentina, a raíz de la “ley de cupos mínimos en 30%” de mujeres, lo cual no implica que en la Argentina la participación de mujeres está mucho más forjada en términos de intereses feministas, es decir, como activismo de búsqueda de derechos políticos.
Un tercer aspecto corresponde al estudio de los distintos roles que han sido asumidos por las mujeres en las distintas sociedades, y en visibilizar las prácticas realizadas por las mujeres. Por ejemplo, Barrancos estudia la importancia de los roles de una cantidad de mujeres como Alicia Moreau de Justo, Evita Perón o Victoria Ocampo en la historia argentina, o de las mujeres anarquistas, de asociaciones creadas por mujeres como la Unión de Mujeres Argentinas o la Junta de Victoria, revistas feministas, etc. Dentro de estos estudios, la autora encuentra nuevos campos de trabajo como los de la agencia asistencial de las mujeres o el rol de las mujeres en la creación del Estado de bienestar social.
En cuanto al género como estudio, Barrancos menciona en la entrevista un cuarto aspecto, al señalar una relación de contribución de denuncia del género a las realidades sociales. La autora expresa que es necesario que en aquellos acontecimientos que no llevan de forma explícita en su agenda los atributos de género, la indagación propiamente académica revele los elementos de género que estos tienen. Un ejemplo, en relación con los aportes que podrían establecer los estudios de género a un nivel social general, es la conciencia de género en casos como el del feminicidio en Ciudad Juárez, en México. Dice la autora que este suceso no suele acompañarse fuertemente en la denuncia de la idea inicial de que hay un feminicidio. Hay, en este caso, de forma evidente, una situación de género que es clave para la interpretación del fenómeno.